martes, 9 de agosto de 2011

LA HABITACION DE HOTEL

Esta historia comienza cuando dos mujeres se conocen y comienzan una relación de amistad vía telefónica, Marta vive en Gijón y Ana en Madrid, las dos son solteras, sus respectivas relaciones anteriores las han marcado por la mala experiencia. Con el paso del tiempo van descubriendo que lo que hay entre ellas es algo muy especial, tienen mucha afinidad y van conectando cada día más.
Se llaman por teléfono a diario, siempre tiene algo que contarse, se cuentan confidencias insospechadas para ambas, en ellas nace una simbiosis especial, que las va enredando en una espiral de la que ya no pueden escapar, ni dejar, bromean constantemente con comentarios picantes, es un juego para ellas que a la postre se convertirá en una relación de amistad sumamente especial.
Ninguna de ellas quiere un compromiso, quieren mantener la amistad para toda la vida.
Los juegos entre ellas comienzan inocentes al principio, van subiendo peldaño a peldaño, hasta que llega un punto entre ellas en que las conversaciones se tornan subidas de tono, se van dejando llevar hasta que terminan por tener sexo teléfonico todas las noches, es una droga, una adiccion para ellas, dan rienda suelta a su imaginación y se complacen mutuamente entre suspiros y gemidos.
Llega a tal punto el deseo ardiente entre ellas, que Marta decide viajar un fin de semana a Madrid para conocer en persona a Ana y asi las dos comprobarán si la simbiosis entre ellas es real y no solo a traves del teléfono.
Ana vive en un piso compartido, asi que la mejor opción para poder estar juntas es una habitación de hotel, Ana va a buscar a Marta a la estación de buses por la tarde, y es allí en esa estación donde se ven por primera vez, las dos se quedan paralizadas al principio por los nervios, se miran, se sonrien y se funden en un largo e intenso abrazo.
Cogen otro autobús hacia el centro de la ciudad y se dirigen al hotel, se registran y suben a la habitación, Ana se sienta en la cama observando como Marta deshace la maleta mientras charlan del viaje y de lo que van a hacer por la noche, deciden ir a cenar de tapas por el mercado.
Marta quiere ducharse e invita a Ana a hacerlo juntas, esta sin pensarlo accede, se meten en la ducha, las dos desean cuanto antes hacer realidad todas esas fantasias que han compartido en la distancia y es cuando el juego entre ellas se convierte en realidad, las dos se entregan sin medida ................

Una vez duchadas y vestidas, salen a la calle, caminan juntas de la mano, mirándose continuamente, charlando distendidamente hasta que llegan al mercado, está repleto de gente pero se hacen hueco en la barra de un bar y piden dos vinos de Ribera de Duero con un plato de jamón y queso manchego, se quedan con hambre y piden una ración de calamares, el momento es especial para ellas y lo disfrutan al maximo.
Una vez terminada la cena, Ana le lleva a Marta a un lugar que conoce muy especial, es un bar antiguo con la luz tenue, muchos telares y sofás amplios por todo el local, piden unos martinis rojos y se sientan descalzas para estar más cómodas, es tanto lo que se tienen que decir y compartir que la velada se alarga hasta que cierran el local y vuelven al hotel, es ahi, en esa habitación y esa noche donde realmente van a entregarse por completo la una a la otra.
Suben en el ascensor y las ganas se apoderan de ellas dentro, comienzan a besarse y a acariciarse, la temperatura sube cada vez más......entran en la habitación enredadas, abren la puerta y comienzan a desnudarse rápidamente, sin demora, el deseo está ya escrito en la habitación de ese hotel.
Las dos desnudas en la cama, la lujuria en sus miradas, la fantasía y la pasión comienza a agitar sus cuerpos, devorándose las bocas, es Ana la que lleva la iniciativa colocándose encima, le tapa los ojos con un pañuelo de seda y comienza el desenfreno lamiendo sus pezones, bajando con su mano por el vientre hasta llegar a su sexo, la humedad se presenta instantanea, Marta agitada arquea su espalda del placer y Ana abre sus piernas como alas y lame su sexo con dulzura, muy despacio, comienzan los gemidos desatados e incontrolados, la penetra con sus dedos, lamiendo su sexo a la vez, el fuego está encendido, las dos arden en su propia hoguera, llega el primer orgasmo, Ana la coge de las manos y la trae hacia si misma formando una barca con las piernas, las dos frente a frente, se miran, se susurran, se besan toda la piel, los hombros, los labios, el cuello, se arañan la espalda con delicadeza y las dos a la vez van en busca de las vaginas, se adentran en ellas, salen y vuelven a entrar, los gemidos que no cesan retumban en las paredes, y continua el vaivén incesante, hasta llegar al orgasmo nuevamente, hacen realidad todas las posturas que habian imaginado entre ellas, sucumbiendo en el extasis y llegando al nirvana, siguen toda la noche hasta el amanecer, juntas y todavia extasiadas por la intensa noche que han vivido, su noche soñada.

Pasan asi los dos días y las noches restantes hasta que Marta tiene que regresar a Gijón, el encuentro entre ellas ha sido tan apasionante y vibrante que se convierte en algo habitual cada dos fines de semana, en el mismo hotel y en la misma habitación, la número 33.

V.E.S

2 comentarios:

  1. y con esta te sales nena,eres increible ...relatas como si fueras la diosa afrodita nena,animo sigue escribiendo así tienes un don erótico fascinante .te l odice tu fa numero 1!!!!!.TKM.OLÉ paisana!!!

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  2. Este es mi favorito, el que mas me gusta. En éste relato cierro los ojos y me siento protagonista....Espero haya más relatos como éste.

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